El arte por definición, es aquel que promueve la cultura o que aporta a la sociedad con obras culturales. La famosa película de Tarantino, es en esencia una película para entretener dado sus características más destacables como el humor, la violencia, la acción y el estilo en sí del director. Sin embargo, Pulp Fiction también está cargado de cultura pop y de elementos cinematográficos que fueron base y de gran influencia para otras películas. Si bien es una película cuyo contenido es muy fácil de interpretar, también es una película que se podría analizar críticamente. A partir de estas premisas se puede plantear lo siguiente: el cine, en particular esta película (que es un exponente representativo del cine), estaría en la categoría de arte. O, sí dado su contexto social y su composición en sí, tiene solamente el fin de entretener a un público el cual no requiere tener un conocimiento básico de trasfondos culturales. ¿Pulp Fiction forma parte de nuestra cultura?
Si bien hay un eterno debate de si es que el cine es considerado el 7mo arte o no, Pulp Fiction desde un punto de vista rápido, encajaría más del lado visual ya que destaca especialmente por su atractivo. Esta película es valorada estéticamente por varias razones. En primer lugar, tiene un diálogo extraordinario que hasta fue galardonado con un premio de la academia a “guion creativo”. Estos premios que cabe recalcar son la antítesis del arte para Adorno. “El engaño no reside en que la industria cultural sirve de distracción, sino en que echa a perder el placer al quedar ligada, por su celo comercial, a los clichés de la cultura que se liquida a sí misma” (Adorno & Horkheimer, 2004). Como se sabe, los premios Óscar son un espectáculo masivo de la industria cuyo fin es galardonar el arte. En segundo lugar, lo valorado de película y que caracteriza a Tarantino es la estetización de la violencia por lo que incluso ha sido acusado de “fascista”. En tercer lugar, por las varias escenas donde la música juega un rol importante como Comanche de “The Revels” en la escena de Wallace siendo violado. Y finalmente, el uso de flshbacks y flashforwards que da aún más valor estético al desarrollo de las imágenes.
A simples rasgos entonces, Pulp Fiction no debería ser considerado como arte sino como cultura de masas. Es más, el título de “Pulp Fiction” hace referencia a la literatura Pulp, la cual era un tipo de revista de consumo popular dado su bajo costo y sus temas simples. Algo interesante también, es la famosa canción con la que se presenta la película: “Misirlou”. Tal como dice Adorno “ese conformismo se contenta con la eterna repetición de lo mismo” (Adorno & Horkheimer, 2004). Y es así, “Misirlous” es una canción tradicional griega de 1927 que ha sido interpretada numerosas veces desde el guitarrista Rick Dale (1960), pasando por los Beach Boys, Black Eyed Peas (2005) hasta por las olimpiadas de Atenas (2004). Y, sin embargo, las masas desconocen de ello o como dice Adorno lo conocido prevalece y es usada en esta popular película de 1994. “No solo se mantienen cíclicamente los tipos de canciones de moda, … como entidades invariables”. (Adorno & Horkheimer, 2004)
La película está compuesta por tres historias interconectadas que se desarrollan en la ciudad de los Ángeles. Los primeros personajes que se presentan son Vincent y Jules, dos sicarios que fueron enviados para recuperar el maletín de su jefe, Marsellus Wallace. Jules, después de citar a la biblia siempre termina su trabajo como sicario. Posteriormente a petición de su jefe, Vicent sale con su esposa Mia para hacer que se ella distraiga en un restaurante. Aquí se desarrolla una de las escenas más famosas cuando Mia obliga a Vincent a bailar con ella. Al regresar a la casa de Mía, ella sufre de una sobredosis accidental, pero Vicent la logra revivir en otra famosa escena que es la de la inyección de adrenalina. Finalmente se conoce a Butch, un soberbio boxeador que por diferentes circunstancias termina encerrado por violadores en una tienda de empeños con Wallace.
A lo largo de la película, esta se caracteriza por trivializar escenas que deberían provocar suspenso o preocupación. En la primera escena, Vincent y Jules llegan poco armados a enfrentarse con algunos socios de Wallace que hasta les superan en número y, sin embargo, no hay tensión en el espectador debido a la casual charla que tienen entre ellos. Solamente con el diálogo, la escena pasa de ser potencialmente tensa a ser relajada y despreocupada. Lo mismo sucede cuando Vicent le dispara sin querer en la cabeza a un personaje secundario. Normalmente una situación así causaría remordimiento, pero Vicent y Jules están más preocupados por unas toallas que por haber matado a una persona. La lista de situaciones que rompen con los esquemas tradicionales de las películas continúa. Por ejemplo, cuando el dueño de la tienda de empeños establece que “nadie mata a nadie en mi lugar de trabajo excepto yo”, inmediatamente después suena un timbre que rompe con la tensión cuando generalmente en cine se esperaría un sonido de suspenso o drama.
Otro recurso que utiliza mucho la película, es el hecho de que en situaciones de alta adrenalina siempre hay un sujeto o algo que disimula el estrés generado y lo vuelve una escena con menos sensaciones. Por ejemplo, en el carro, cuando Vicent lleva en estado crítico a Mia, este se pone hablar por teléfono con el sujeto que le vende las drogas. Este sujeto en su escena, se muestra completamente diferente a la actual mostrando alguien que se demora una eternidad para contestar el teléfono y que está completamente relajado comiendo cereal. Luego, al llegar a la casa Lance, el vendedor de drogas, le propone a Vicent inyectarle adrenalina a Mia. Mientras Mía está muriendo, Lance se muestra en otra escena distraído discutiendo con su esposa y buscando un libro de medicina. Finalmente, la escena de Butch en la casa de empeños. Cuando este logra escapar, luego se toma su tiempo para elegir un arma con que matar a los violadores mientras en el fondo se escucha a Wallace siendo violado. Siguiendo con el análisis; en situaciones serias, la película increíblemente consigue dar significados especiales a cosas mundanas. El baño, por ejemplo, es un elemento de la película donde pasan escenas cruciales para el desarrollo de esta, mientras en la vida real sucede todo lo contrario. La primera referencia al baño es cuando Vicent y Jules casi son asesinados por un hombre que estaba escondido ahí. De ahí, cada vez que Vicent va al baño, cosas malas pasan. Primero, el robo al restaurante donde empieza y termina la película. Segundo, la sobredosis de Mia y tercero, su muerte del propio Vicent. Esta capacidad de trivializar las cosas importantes y dar importancia a las cosas triviales deja un mensaje. Es imposible tener un control absoluto en la vida. La vida está llena de coincidencias y por lo tanto es muy aleatoria. A pesar de exagerar a veces, la película deja claro las ironías que hay en la vida. Cuando los dos asaltantes del restaurante después de reflexionar que el lugar en donde menos puede haber un “héroe” justo hay dos. O cuando a Butch aparentemente le sale todo bien, pero luego se encuentra de cara con Wallace. O cuando Jules y Butch son disparados a quemarropa, pero no les pasa nada. Aun cuando las cosas parecen lógicas, la vida no deja de ser incierta.
A pesar de ser una película que aparentemente carecía de análisis, se puede ver como esta conlleva muchos recursos que la vuelven poco convencional y, por lo tanto, de las mejores películas de la historia del cine y posteriormente un clásico. La manera en que las escenas que pueden ser bizarras o de extrema violencia son transformadas totalmente usando elementos estéticos, diálogos y técnicas complejas, hacen de esta película una gran obra. Cabe mencionar que Adorno tenía razón en que “los cineastas miran con desconfianza todo manuscrito tras el cual no se esconda ya un tranquilizador éxito en ventas” (Adorno & Horkheimer, 2004). Esto porque la película fue negada por la productora TriStar por ser violenta y rara (lo cual en el fondo tiene un trasfondo económico). Lo que nunca se imaginaron fue la crítica positiva que tuvo y los millones de dólares recaudados.
Si bien Pulp Fiction es una referencia a las revistas baratas usualmente con pocos argumentos, también se puede reflexionar con esta película. En un mundo donde aparentemente no tenemos el control, al final siempre somos dueños de nuestras decisiones. Tal es el caso de Jules que al final le da un significado a su frase de la biblia que antes la usaba sin sentido y como eligió perdonar al asaltante del restaurante antes que matarlo. Por otro lado, como dice Bejamin: el cine “no sólo reprime el valor cultual porque pone al público en situación de experto, sino además porque dicha actitud no incluye en las salas de proyección atención alguna” (Benjamin, 1989). Si bien es cierto que para apreciar el cine generalmente no se necesita de trasfondos culturales como lo sería para apreciar una obra de arte de Picasso. Muchas veces las películas tienen mensajes que solo un conocedor de cine podría captarlo. En la escena de Butch eligiendo sus armas hay referencia de 5 películas: el martillo a “The Toolbox Murders”, el bate a “Los intocables”, la sierra eléctrica a “La matanza de Texas” y la katana a varias películas de artes marciales.
En conclusión, y siendo crítico, el cine y la fotografía podrían ser analizados tanto como arte y como entretenimiento. Ese es el poder que tiene especialmente el cine, porque puede apelar a las masas que no solamente se detienen a ver la estética, sino que no deja a un lado a aquellas personas que solo buscan un poco de distracción. Y es por eso que Pulp Fiction es el ejemplo perfecto. “En el público del cine coinciden la actitud crítica y la fruitiva. Y desde luego que la circunstancia decisiva es ésta: las reacciones de cada uno, cuya suma constituye la reacción masiva del público, jamás han estado como en el cine tan condicionadas de antemano por su inmediata, inminente masificación.” (Benjamin, 1989). Benjamin justamente habla de la capacidad del cine para imponer una reacción crítica, pero a la vez de gozar del entretenimiento de la misma. En mi opinión, Pulp Fiction sí es cultura. Forma parte de la cultura estadounidense y, por ende, influye también en la nuestra.
Estoy de acuerdo con todo lo que plantea Adorno por más pesimista que parezca. Vivimos efectivamente en una sociedad consumista para nada crítica. Y estamos acostumbrados a formar parte de ella, aunque en el fondo sepamos que somos parte de esta burbuja capitalista. Consumimos a veces como dice Adorno “porquería”. Nos contentamos con lo mismo, aunque sabemos de memoria lo que va a pasar. Solo por citar algunos ejemplos de los últimos meses en donde he sido parte de esta cultura de masas. Productos tales como: la versión francesa “dos son familia” de “no se aceptan devoluciones” que es igual al punto de que llega a ser lamentable. Los mismos diálogos, los mismos chistes, y sin embargo muchos la vimos. “Feliz día de la marmota”, “Si no despierto”, “Naked” y recientemente “Feliz día de tu muerte” las tres con exactamente los mismos argumentos. Y sin mencionar la infinidad de remakes de películas que hay como, por ejemplo, la reciente, “It”. Todo esto hace pensar en cómo nos mantenemos entretenidos con lo mismo, aunque sean productos predecibles y ya sepamos la historia. “Solo el triunfo de producción y reproducción mecánica garantiza que nada cambie, que no surja nada sorprendente”. (Adorno & Horkheimer, 2004). Seguimos consumiendo estas películas que literalmente no aportan nada solo por el hecho de gastar y de consumir. Cada vez exigimos menos y la cultura va perdiendo valor. Las personas salen contentas del cine, pero nunca se cuestionan lo que ven.