Safari Urbano

Modernización e hibridez cultural

Los países latinoamericanos son actualmente resultado de la sedimentación, yuxtaposición y entrecruzamiento de tradiciones indígenas (sobre todo en las áreas mesoamericana y andina), del hispanismo colonial católico y de las acciones políticas, educativas y comunicacionales modernas. Pese a los intentos de dar a la cultura de élite un perfil moderno, recluyendo lo indígena y lo colonial en sectores populares, un mestizaje interclasista ha generado formaciones híbridas en todos los estratos sociales.  (García Canclini, 2009).

Esta cita resume la exploración urbana en el centro histórico de Quito. Canclini habla sobre el entrecruzamiento de las tradiciones indígenas, hispanismo católico y formaciones híbridas entre los estratos sociales. Esta cita la respalda el Anexo 1, donde se ve claramente de lo que habla el autor. En primer lugar, el centro histórico es símbolo del hispanismo católico por la cantidad de iglesias, conventos, monasterios, la virgen del panecillo y demás. Aquí se encuentra un hostal cuyo nombre es un híbrido entre una lengua indígena y estadounidense. “Hostel Downtown Guayunga” está en inglés mezclado con Quichua, lo que traducido significa “Hostal centro de la ciudad de reunión de personas”. Finalmente, con respecto a la hibridación en todos los estratos sociales, evidentemente está en que este es un hostal donde van turistas. Estos generalmente son de estatus socioeconómico superior pero que comparten experiencias amenas con María, por ejemplo, la dueña del hostal.

A lo largo de la exploración urbana se destacó ampliamente la modernización ya que esta se podía apreciar desde cualquier punto de vista. De acuerdo con Clanclini, la modernización no destruye la cultura tradicional, sino que la transforma. Es el caso del Anexo 2 donde vemos a las tradicionales caretas de año nuevo y debajo una careta SpiderMan infiltrada. En este punto la teoría de Canclini es acertada en el sentido de que la tradición sigue intacta, pero se transforma en este caso para llegar a otro público. Una tradición que suele ser direccionada a la política y que con la hibridación cultural llega ahora a los niños los cuales les interesa más los superhéroes que una máscara de Ricardo Rivera (que está arriba de la de Superman).

Siguiendo con la idea de la modernización en el centro histórico, Canclini habla de los medios. “Los medios de comunicación electrónica, que parecían dedicados a sustituir el arte culto y el folclor, ahora los difunden masivamente”. (García Canclini, 2009). Esto hace pensar en el Anexo 3, la implementación del metro de Quito. Este sistema moderno de transporte que ha causado mucha polémica por atentar con la conservación del centro histórico. Sin embargo, este medio en el fondo va a acortar las distancias, mejorar el mercadeo y en consecuencia la economía de la parte más importante de la ciudad. Así como promover el turismo y el patrimonio cultural quiteño.

La modernización entonces, coexiste y mutuamente se esparce entre los espacios tradicionales. Si bien la modernización estéticamente se ve mal a veces, por ejemplo, los kilómetros de cables de luz, internet y cable, (Anexo 4) así como las antenas de CNT (Anexo 4.1); también trae consigo ciertas mejoras como es el sistema de clasificación de la basura (Anexo 5). Las suposiciones siempre han apuntado a que este proceso de modernización económico, tecnológico y social convertirían a la religión cultural y socialmente irrelevantes. Es decir, que habría una importante secularización. En un principio se creía que los sectores tradicionales como es el centro de Quito, a medida que la ciencia y tecnología se empezaran a esparcir la información también. De esta manera más explicaciones empíricas sobre los fenómenos naturales harían innecesarias ciertas creencias religiosas.

Las ideologías modernizadoras, desde el liberalismo del siglo pasado hasta el desarrollismo, acentuaron esta compartimentación maniquea al imaginar que la modernización terminaría con las formas de producción, las creencias y los bienes tradicionales. Los mitos serían sustituidos por el conocimiento científico, las artesanías por la expansión de la industria, los libros por los medios audiovisuales de comunicación. (García Canclini, 2009)

En segundo lugar, también se creía que el mejoramiento de la educación y el nivel de acceso a las personas esta llevaría a un decaimiento y a una actitud más escéptica hacia las creencias religiosas. Sin embargo, el centro histórico de Quito y la ciudad como tal contradicen estas especulaciones. Es así que muchas de las famosas iglesias de Quito siguen dando la tradicional misa. Y las personas no solamente rinden culto a las iglesias, sino que hay una apreciación artística por estas obras. Tal es el caso de la Fiesta de la Luz la cual se celebró por segundo año consecutivo en el centro y la cual en 2016 convocó a más de un millón de personas. En este evento artístico se proyectaron obras sobre sitios emblemáticos como la plaza del teatro, la basílica, la catedral etc. Generando así un espacio cultural exorbitante donde se une el arte arquitectónico colonial con el arte contemporáneo. Es un evento que junta tanto artistas locales como internacionales en una mezcla intercultural y ejemplar para toda américa latina.

Por tanto, la religión y la cultura se siguen promoviendo y siguen siendo parte importante de la vida cotidiana de la ciudadanía. La religión incluso se manifiesta en forma de autoridad cuando en un país a pesar de ser considerado laico por la constitución, tiene referentes cristianos por todos lados. Tal es así que el palacio de carondelet y el municipio se encuentran en la plaza grande donde se sitúan también centros religiosos importantes como el palacio arzobispal y la catedral. La idea de “Max Weber de que lo moderno se constituye al independizarse la cultura de la razón sustantiva consagrada por la religión y la metafísica, y constituirse en tres esferas autónomas: la ciencia, la moralidad y el arte.” (García Canclini, 2009), se descompone cuando se analiza al centro histórico en todos sus aspectos. Los discursos políticos por ejemplo siempre han tomado la religión como doctrina.

No solo se trata de una modernización en el aspecto material y urbano sino una mezcla de las culturas modernas y tradicionales. “La incertidumbre acerca del sentido y el valor de la modernidad deriva no sólo de lo que separa a naciones, etnias y clases, sino de los cruces socioculturales en que lo tradicional y lo moderno se mezclan” (García Canclini, 2009). Es el caso de los lugares como la plaza Belmonte donde converge la cultura taurina con la música moderna de MORAT en el sentido que comparten escenario. Por otro lado, en el Anexo 6 en el sector de San Blas se ve la galería de arte y salón de tatuaje Atelier Muyuqi nombre del antiguo francés mezclado otra vez con Quichua cuya traducción sería “Estudio artístico remolino”. Culturalmente hablando es un lugar alternativo tropical-hipster que comparte tranquilamente la misma zona donde se vende y se compra libros (Anexo 7) cuyo aporte cultural es sumamente distinto.

El centro de Quito es conocido por su arquitectura colonial y por ser el centro histórico más grande y mejor preservado del mundo. La arquitectura colonial de hecho es símbolo de Latinoamérica. “Los espacios históricos en América Latina se inició como expresión de sistemas sociales autoritarios en el mundo precolombino. A ellos se superpuso el expansionismo colonial español y portugués” (García Canclini, 2009). El hecho está en la manera en que incluso la arquitectura colonial se encuentra con el modernismo en pleno centro (Anexo 8 y 9) edificios los cuales en su momento fueron duramente criticados pero que sentaron las bases para salir de la modernización deficiente de la que habla Canclini.

Globalización

            Se entiende a la globalización como un fenómeno cultural. “El concepto de globalización se puede describir como un proceso (antiguamente se habría dicho: como una dialéctica) que crea vínculos y espacios sociales transnacionales, revaloriza culturas locales y trae a un primer plano terceras culturas.” (Beck, 1998). Sin embargo, también se refleja en el arte contemporáneo, en la migración, en los cambios lingüísticos, pero especialmente en el mercado. De esta manera las formas híbridas del centro histórico de Quito se mezclan inevitablemente con el desarrollo socioeconómico y cultural capitalista. Esto, por un lado, es debido a que las corporaciones nacionales y multinacionales tienen mayor alcance global y poder para extenderse. (Anexo 10). Por otro lado, los productos chinos son tan baratos que incluso siguen siendo competitivos aun con impuestos y costos de embarque. (Anexo 11).  Es irónico que uno de los mayores centros de intercambio comercial se encuentre en el centro de Quito y que la mayor parte de los productos que se ofrezcan sean chinos o vengan de la frontera. No obstante, el comercio internacional es parte de la globalización, así como los acuerdos que hay de libre comercio, por ejemplo, el acuerdo con la unión europea.

            Con respecto a la migración, esta se vuelve más popular “a la medida en que cada vez más personas y grupos tienen que enfrentarse con la realidad de tener que mudarse de país o a la propia fantasía de querer mudarse.” (Arjun, 1990). A esto se suma la viabilidad de obtener una visa de trabajo y su bajo costo, aparte de la facilidad para mantenerse en contacto son sus parientes con las nuevas tecnologías. Esto resulta, por ejemplo, en que en cada esquina del centro histórico haya una heladería con venezolanos vendiendo conos afuera de 50 ctvs. En Quito y en el país en general, la industrialización no termina de llegar por lo que las oportunidades de trabajo no son necesariamente las mejores. Sin embargo, Ecuador tiene la ventaja de estar dolarizado y en este sentido esto es muy atractivo para los inmigrantes ya que los dólares tienen un gran valor de cambio. De esta manera las remesas de los venezolanos son un aporte importante para la decadente economía de Venezuela.

Las personas se han vuelto más móviles -y más ingeniosas- para, cuando son ricas, encontrar y explotar subterfugios o fisuras en las redes de arrastre del Estado nacional, o, cuando disponen de una competencia o mercancía muy demandada, instalar la mano de obra allí donde les resulta más ventajoso; o, finalmente, cuando son pobres, para emigrar allí donde creen atisbar un porvenir de bienestar y abundancia. Por su parte, se enredan en un mar de contradicciones los intentos de los Estados nacionales por mantenerse aislados, pues, para subsistir en medio de la competencia de la sociedad mundial, cada país tiene que atraer imperiosamente capital, mano de obra y cerebros. (Beck, 1998)

Volviendo a la globalización, no es sorprendente que con tanta diversidad la cultura no se mezcle (Anexo 12). A pesar de ello, la globalización de la cultura es una paradoja en este aspecto. Ya que, si bien los emigrantes al salir dejan atrás sus tradiciones literarias, artísticas, culinarias, musicales, entre otras, encuentran lo mismo que en su país natal. “La creciente homogenización cultural pronto deriva [..] hacia un argumento acerca de la creciente expansión de la cultura estadounidense…” (Arjun, 1990). Si bien los emigrantes dejan atrás su cultura, la americanización disminuye el sentido de haberse mudado completamente de un país a otro. (Anexo 13).

Aquí también cabe mencionar que la cultura no solo se Americaniza, sino que se vuelve global. “Las fuerzas de las distintas metrópolis logran penetrar otras sociedades”. (Arjun, 1990). (Anexo 14). Y no es solamente el fútbol español que se vuelve comercial en todo el mundo, sino también las series de gran Bretaña, las novelas de Brasil, el hip-hop danés y sueco, la gastronomía como los chocolates Pacari que están tanto en la plaza grande como en Europa. Y que “muy pronto son aclimatadas y nacionalizadas de diversas maneras…”. (Arjun, 1990). Arjun Appadurai habla sobre lo que sería la glocalización: la manera en como se afirma un producto dependiendo de la cultura donde se la consuma. Es el caso del Anexo 15 una marca estadounidense CONVERSE que se convierte en “Conbabuchas”.

En conclusión, el centro histórico de Quito es un ejemplo de la complejidad de economía cultural global. “La nueva economía global tiene que ser pensada como un orden complejo, dislocado y repleto de yuxtaposiciones que ya no puede ser captado en los términos de los modelos basados en el binomio centro-periferia.” (Arjun, 1990). El centro histórico reúne los paisajes de los que habla Appadurai. El paisaje étnico por la cantidad de turistas e inmigrantes. El paisaje tecnológico por la inminente influencia electrónica. El paisaje mediático por la importancia a nivel histórico. El paisaje financiero por el poder comercial que mueve. Y el paisaje político por los gobernadores y todo el poder político que se encuentra ahí.

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